miércoles, 20 de diciembre de 2017

Guinea Ecuatorial: de colonia a dictadura


Esta entrada ha sido publicada anteriormente en mi blog principal: https://miradahistorica.com/
El colonialismo español en África, en la etapa contemporánea, nunca ha gozado de un interés historiográfico destacado. Y cuando este ha aparecido, normalmente se han circunscrito al protectorado marroquí o al antiguo Sahara español. Menos fortuna aún ha tenido el estudio de Guinea Ecuatorial, la Guinea Española como de denominó durante el dominio colonial. De esta manera, los rastros de la presencia española en el África negra tienden a difuminarse o, sencillamente, a olvidarse. De vez en cuando, algún éxito literario o cinematográfico, como el que obtuvo la película Palmeras en la nieve (2015), basada en la novela homónima de Luz Gabás (2012) otorga visibilidad a este fenómeno, pero siempre de forma pasajera.
Sin embargo, la relación entre Guinea y España se mantiene, aunque sea a unos niveles testimoniales y fundamentada principalmente en  lazos personales o religiosos. Aquí reside el grueso de la oposición guineana que ha tenido que exiliarse ante la persecución de Obiang, el tirano que gobierna el país desde hace décadas. Algunas empresas españolas, pocas, trabajan también en el país, lo mismo que ONG’s y misioneros católicos que proceden de España.
Localización de Guinea Ecuatorial en África. Fuente: http://scielo.isciii.es/
La historia lejana.
El territorio de Guinea Ecuatorial –la parte continental y cinco islas próximas– estuvo bajo la dominación colonial portuguesa hasta el siglo XVIII. En 1777 y 1778 estos territorios fueron cedidos a España –mediante los tratados de San Ildefonso y de El Pardo– formando parte de un lote territorial que se intercambió por la isla de Santa Catalina, situada en el sur de Brasil y en poder de España. El enclave tenía un gran interés por su situación para controlar el tráfico de esclavos y el comercio en el Golfo de Guinea. Tras algunos períodos de dominio inglés, los territorios pasaron definitivamente a estar controlados por España en 1858, cuando se dejó una guarnición permanente.
La presencia española se intentó reforzar favoreciendo el asentamiento de esclavos cubanos emancipados, a los que más tarde se sumaron represaliados políticos. La parte continental se convirtió oficialmente en protectorado en 1885 y en colonia en 1900. Tanto el territorio insular como el continental se unirían con el estatus de colonia en 1926. Por su parte, el modelo económico colonial se fundamentó en las plantaciones de cacao.
En esta etapa de principios del siglo XX culmino el proceso de desaparición de las estructuras tribales tradicionales al tiempo que se impuso un modelo administrativo típico de los países europeos. La colonización modificó la organización y el funcionamiento social existente, alterando las relaciones de dominio basadas en la jerarquización anterior o en las relaciones étnicas y creando una nueva estratificación social que determinará, más adelante, el control del poder político.
En la etapa franquista, el territorio colonial adquirió el carácter de región, denominándose Región Ecuatorial Española (1959), dividida a su vez en dos provincias: Fernando Poo y Rio Muni. Paralelamente, y al igual que ocurría en las colonias africanas de otras potencias europeas, fueron surgiendo los primeros grupos independentistas. La inclusión plena en el régimen político del franquismo ocurrió en 1960, cuando se celebraron las primeras elecciones locales, así como la elección de los primeros procuradores guineanos en las Cortes franquistas. Poco más tarde, en 1963, se sometió a referéndum un proyecto de autonomía que fue aprobado por amplia mayoría, momento a partir del cual el país tomó el nombre de Guinea Ecuatorial. No obstante, la metrópoli continuó presente a través de un comisionado especial con bastantes poderes.
La fuerte inercia del proceso descolonizador africano llegó a Guinea en 1965 cuando la Asamblea General de la ONU pidió a España la descolonización del territorio. Proceso que culminaría en 1968 con la independencia del territorio. Los primeros deseos independentistas fueron promovidos por terratenientes de origen español, descontentos por el trato recibido de la metrópoli, que utilizaron el sistema educativo para fomentar el ideario independentista. Tanto las posiciones del gobierno español como la de los mismos grupos independentistas fueron diversas sobre la forma de llevar a cabo la independencia; por ejemplo, los habitantes de la isla de Fernando Poo –actual Bioko–, habitada por los bubis pretendió una independencia separada, cosa que no logró.
Mapa de Guinea Ecuatorial
La historia desde la independencia.
El 11 de agosto de 1968 se produjo un referéndum por la independencia bajo la supervisión de un grupo de observadores de la ONU. El proyecto político mantenía las formas democráticas, pero con un poder judicial muy dependiente del presidente, es decir con un fuerte presidencialismo. Tras las primeras elecciones presidenciales, con cuatro candidatos, fue elegido presidente Francisco Macías Nguema, que contó con el apoyo de los movimientos nacionalistas guineanos y que, para muchos, era el hombre de paja de los sectores coloniales aún dominantes. El 12 de octubre de 1968 se proclamó oficialmente la independencia del país.
Casi inmediatamente comenzó la deriva dictatorial del país. En enero de 1969, el líder de la oposición fue asesinado. En marzo de ese mismo año un extraño intento de golpe de Estado fue aprovechado por Macías para acabar con la oposición e instaurar claramente una dictadura. El fallido golpe –o falso según otros historiadores– fue utilizado por el dictador para incitar también el antiespañolismo, produciéndose una crisis diplomática entre Guinea y España como resultado de la cual se retiraron las últimas tropas españolas que allí quedaban.
Macías implantó entonces una dictadura concentrando en su persona todos los poderes del Estado. En 1970 creó un partido único: el PUNT (Partido Único Nacional de los Trabajadores). Dos años más tarde, en 1972, se proclamó presidente vitalicio. Su régimen se concentró en el tema de la seguridad interna, a lo que dedicó todos los recursos, descuidando la administración de otras políticas públicas –transporte, salud, obras públicas, …–, por lo que el país retrocedió a unos estándares de vida muy inferiores a los que disponía en la etapa colonial. Otras medidas profundizaron los errores: enfrentamientos con la Iglesia Católica, cierre de las escuelas, deportación masiva de los trabajadores nigerianos que cultivaban el cacao, … Todos estos factores provocaron el colapso de la economía guineana hacia finales de los setenta. A esta catastrófica situación se sumó la pérdida de un tercio de la población guineana, generalmente los sectores más formados, que tuvo que huir y exiliarse huyendo del régimen de terror que impuso Macías. A las prácticas represoras tradicionales se sumó el uso de las asentadas creencias populares en la brujería para atemorizar y controla a la población, práctica que continua hasta hoy en día.
Manuel Fraga y Francisco Macías en la ceremonia de independencia (1968). Fuente: http://espacioseuropeos.com/
La deteriorada situación del país y el flirteo del dictador con el bloque comunista propiciaron un golpe palaciego. El 3 de agosto de 1979 Macías fue derrocado y ajusticiado por su sobrino, el teniente coronel Teodoro Obiang Nguema, formado como militar de carrera en España. Este constituyó un Consejo Supremo Militar que concentró las tareas de gobierno. Poco tiempo después, en 1982, este Consejo nombró a Teodoro Obiang presidente para siete años, mientras se aprobaba una nueva constitución. Para intentar solucionar la complicada situación económica, Teodoro Obiang integró a Guinea en la órbita económica francófona, ingresando en la Comunidad Económica y Monetaria del África Central y adoptando –en 1985– el franco CFA como moneda. El nuevo régimen realizó dos convocatorias de elecciones generales –en 1983 y 1988– pero en ambas solamente se presentó una única lista de candidatos. Para las elecciones presidenciales de 1989 Obiang fundó el Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), presentándose como candidato único. Fue reelegido.
A nivel político se intentaba disimular los rasgos dictatoriales del régimen, menos brutal que el de Macías, pero igualmente opresivo. Así en 1991 pareció iniciarse una tímida apertura democrática, condición que reclamaban países como España o Francia, facilitadores principales del apoyo económico y financiero del país. Ello permitió un cierto pluralismo en las elecciones generales de 1993, aunque de catorce partidos inscritos, diez fueron prohibidos. Las elecciones fueron ganadas por Obiang que acumuló los poderes de jefe de gobierno y Jefe de Estado. En las posteriores convocatorias electorales Obiang siempre resultó ganador con más del 90 % de los votos. Sus victorias electorales sirvieron para crear unas instituciones basadas en la desigualdad y en la corrupción, además de la represión. Así en las elecciones celebradas en noviembre de este año, el partido del presidente obtuvo el 98 % de los votos, cifra que habla por sí sola.
Campaña electoral del partido de Obiang: PDGE.
Fuente: http://www.abc.es/
La economía del país sufrió un vuelco en 1996, cuando se descubrieron importantes yacimientos de petróleo y gas en aguas guineanas del Golfo de Nigeria. La petrolera estadounidense Mobil inició la explotación de los yacimientos, que representaron una importante fuente de ingresos para el país. Guinea es el tercer productor petrolero del África negra, tras Nigeria y Angola. De hecho, el flujo petrolero ha incrementado las tasas de crecimiento del país, pero sus efectos apenas si se notan en las condiciones de vida de la población; de hecho el 60 % de los guineanos vive con un dólar al día. Sin embargo, su PIB per cápita es más alto que países como España, Corea del Sur o Nueva Zelanda; ello da una idea de la enorme desigualdad existente. Lo que sí ha fomentado, en un país donde no existe ningún control de las acciones de gobierno, es la proliferación de las prácticas corruptas, como recientemente ha demostrado la condena en Francia del hijo del presidente, Teodorín Obiang, a tres años de presión por corrupción.
No obstante los cambios económicos, la situación política apenas ha variado. La represión de varios líderes opositores de la etnia bubi –Obiang pertenece a la etnia fang, mayoritaria– transformo los problemas políticos en problemas étnicos. Sí han logrado, sin embargo, una mayor aceptación del régimen en los escenarios internacionales sin necesidad de ninguna mejora democrática.
Yacimientos de gas y petróleo en las aguas de Guinea Ecuatorial. Fuente: http://i.imgur.com/rMNJfiM.png
En la actualidad.
En la mayor parte de los procesos de descolonización se produjo una continuidad de las estructuras económicas y sociales existentes, reduciéndose el cambio a una sustitución de las élites dominantes. Ello ocurrió también en Guinea. De hecho, el clan de la familia Nguema es el que ha ocupado el poder en el país desde la independencia. Su actual régimen político es una dictadura que en nada desmerece otros ejemplos continentales como la de Mugabe –recientemente apartado del poder por un golpe militar–.
Hasta el descubrimiento de sus recursos energéticos el país estaba condenado a la insignificancia y a la marginalidad, lo mismo que su régimen político que pasaba más bien inadvertido. Esa situación cambio desde finales de los noventa del siglo pasado. El régimen contó, desde entonces, con el interés y el apoyo de los Estados Unidos, mientras que otras potencias como España o Francia habían mantenido unas políticas más críticas. El apoyo norteamericano ha servido también para que otras organizaciones internacionales le abriesen las puertas, como la UNESCO o la Unión Africana.
Esta alianza con Estados Unidos está detrás del fracaso del golpe de estado que en 2003 intentó la oposición, dirigida por Severo Moto. La vinculación de los mercenarios que iban a protagonizar el golpe con Gran Bretaña, sugiere una lucha soterrada por el control de los recursos guineanos entre las grandes potencias.
Entrevista entre Obama y el embajador guineano en Estados Unidos. Fuente: http://www.guineaecuatorialpress.com/
Tradicionalmente se ha asociado al continente africano con dictaduras políticas y subdesarrollo económico. Y si bien es cierto que este panorama ha cambiado desde los tiempos de la descolonización no lo ha hecho con suficiente fuerza como para mejorar la vida de la mayoría de sus habitantes. En África todavía quedan 17 países que pueden ser catalogados como dictaduras, uno de los cuales es Guinea Ecuatorial. Teodoro Obiang lleva 37 años ininterrumpidos en el poder y según algunas organizaciones  de referencia como Amnistía Internacional o Human Rights Watch su régimen es uno de los más represores del mundo.
La importancia geopolítica que adquiere la ex-colonia española resulta destacable si tenemos en cuenta que, actualmente, el Golfo de Guinea, además de ser una importante zona de producción energética, es también una región clave en los flujos marítimos, amenazados por la piratería y donde el crimen organizado y el terrorismo yihadista están aumentado su presencia. Esto explica la presencia naval española y de otros países en la zona así como la implicación de los Estados Unidos en Guinea y el alejamiento del país de la influencia francesa. La presencia española, muy reducida económicamente, debería aumentar para preservar un papel en una zona de creciente importancia global. Pero para estas relaciones se profundicen hay que abogar por la consecución de un cambio político que instaure un sistema político democrático.
El patrullero Atalaya zarpa hacia aguas del Golfo de Guinea. Fuente: http://www.europapress.es/

Bibliografía.
Amorós, Alba (2017) Quedan demasiados «Mugabes» en África. ABC. Recuperado de  http://www.abc.es/internacional/abci-quedan-demasiados-mugabes-africa-201711231001_noticia.html
Hornero, J. (2011). Guinea Ecuatorial, el Golfo de Guinea y España: consideraciones geopolíticas y de seguridad. Instituto Español de Estudios Estratégicos046/2011. Recuperado de http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2011/DIEEEO46_201GuineaEcuatorialxGolfodeGuineaEspana_.pdf
Muakuku, R. I. (2006). Conflictos étnicos y gobernabilidad: Guinea Ecuatorial. Barcelona: Ediciones Carena.
Naranjo, J. (2017). Obiang reúne más del 98% de votos en unas elecciones tachadas de fraudulentas por la oposición. EL PAÍS. Recuperado de https://elpais.com/internacional/2017/11/13/actualidad/1510581262_165294.html
Saldaña, E. (2015). Guinea: el re-cambio colonial. Recuperado de https://elordenmundial.com/2015/12/28/guinea-el-re-cambio-colonial/
Suárez, L. (2017). Guinea Ecuatorial, cara y cruz. Recuperado de http://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2017/11/25/guinea-ecuatorial-cara-y-cruz/
Wikipedia. (2017, diciembre 11). Guinea Ecuatorial. En Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado de https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Guinea_Ecuatorial&oldid=104063225

viernes, 22 de septiembre de 2017

La invasión del valle de Arán

El hecho que vamos a analizar, aunque forma parte de la Historia de España, está muy vinculado tanto con el devenir de la IIª Guerra Mundial como con el modo en que acabó la misma. Este conflicto comenzó a cambiar su sino –en el frente occidental, en el oriental lo había hecho antes– a partir del desembarco de Normandía (6 de junio de 1944). Antes, no obstante, ya se habían producido elementos que anunciaban la decadencia del poderío militar de las potencias del Eje en los frentes occidentales: su rendición en el norte de África (mayo de 1943) y la invasión de Italia (10 de julio de 1943, desembarco en Sicilia). Roma había sido liberada el 4 de junio de 1944. La derrota alemana se comenzaba a vislumbrar una vez que los soviéticos comenzaron a contraatacar en el frente oriental –batallas de Stalingrado (1942), Kursk (1943), etc–. A aquellas alturas de la guerra, el enorme desgaste de Alemania –en hombres y en recursos–  hacía imposible sostener durante mucho tiempo dos frentes de combate simultáneamente, especialmente tras la entrada de Estados Unidos en la guerra.
Desembarco de tropas norteamericanas en Sicilia. Fuente: http:/www./mundosgm.com
El desplazamiento de los frentes de lucha hacia territorio alemán permitió que bastantes guerrilleros españoles, que habían estado combatiendo a las tropas alemanas en el maquis francés, abandonasen esa tarea. La mayor parte de estos guerrilleros habían pasado por los campos de internamiento tras su huida a Francia al finalizar la guerra civil española. Allí el gobierno colaboracionista francés organizó compañías de trabajo para preparar o mantener infraestructuras de interés militar.
Con el paso del tiempo, algunas de esas compañías pasaron a combatir directamente al ejército alemán, siempre inscritas en la resistencia francesa, sobre todo a partir de julio de 1941, cuando Alemania invadió la URSS. Este cambio se puede explicar porque en su mayor parte los miembros de estas compañías eran comunistas y el PCE, con la colaboración del PCF, mantenía una gran influencia sobre ellas. La invasión alemana de la URSS implicó un cambio en la actitud de los partidos comunistas europeos y, por ende, del PCE, que no dudó en incorporase al movimiento de resistencia contra el nazismo y colaborar con otras fuerzas políticas antifascistas.
Soldados republicanos españoles entrando en París. Fuente: http://www.abc.es
Los guerrilleros españoles crearon el XIV Cuerpo Guerrillero, que quedó al mando de Jesús Ríos García, antiguo oficial del Ejército Popular de la República. A partir de ese Cuerpo, en mayo de 1944 se conformó una fuerza guerrillera que se denominó la Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), integrada por unos diez mil hombres. Estos se convirtieron en un ejército en la reserva que estaba disponible para cualquier eventualidad política o militar –siempre bajo los designios del PCE–.
Con el panorama militar clarificado en Francia, los dirigentes del PCE en España y Francia promovieron una apertura política hacía otras fuerzas antifranquistas dispuestas a compartir el objetivo de desalojar a Franco del poder y restaurar la República. Ejemplo de esta postura fue la promoción de la Unión Nacional Española (UNE), que había sido creada en 1941 por Jesús Monzón, en ese momento hombre fuerte del PCE en Francia. La idea subyacente era que, una vez se hubiese liberado el territorio francés, se prolongaría la acción militar a España. El objetivo de la organización era crear un gobierno de Unidad Nacional, con fuerzas de la izquierda y de la derecha, que restablecería la democracia convocando elecciones. Esta alternativa, que debía imponerse militarmente, implicaba, claro, la invasión de España por parte de los aliados para ser viable.
La idea básica del plan de acción era sostener la lucha armada en el interior de España mediante el maquis, a fin de alentar una rebelión popular contra el régimen y proporcionar motivos para una posterior intervención de los aliados en España. El objetivo último era derrocar el régimen de Franco. En este contexto político, se produjo la invasión del Valle de Arán, que estaba destinada a cumplir esos objetivos. Todo ello cuando comenzaba a pensarse que el final de la IIª Guerra Mundial en Europa ya estaba cerca y los aliados podrían abrir un nuevo frente en España.
Compañía de la 35 brigada de la UNE. Fuente: http://devale.blogspot.com.es
Pero las fuerzas aliadas, especialmente Estados Unidos e Inglaterra, no estaban interesados en prolongar la guerra, y máxime cuando empezaban a aflorar las disensiones con la URSS, diferencias que acabarían desembocando en la Guerra Fría. El ejemplo de la guerra civil griega (1944-1946), entre guerrilleros comunistas y las fuerzas monárquicas, era un elemento disuasorio de cualquier acción invasora de España. El temor a un aumento de la influencia comunista en Europa y el cansancio de la guerra se impusieron sobre cualquier otro criterio.
Por otro lado, dentro del PCE no todas las posturas eran favorables. De hecho, Dolores Ibarruri a la sazón Secretaria General del PCE en esos momentos no estuvo informada del ataque. Ella y Monzón estaban enfrentados; por ello decidió esperar acontecimientos, sin apoyar explicitamente la iniciativa pero también sin condenarla, mientras enviaba a Santiago Carrillo a París para recabar información.
La idea de la invasión era combatida, también, por otros miembros del partido, tanto políticos como militares, más partidarios de formar grupos guerrilleros al estilo de los partisanos comunistas yugoslavos que de un ataque directo. A posteriori estas posturas se mostraron más sensatas. El problema principal del plan fue la inconsistencia del análisis del PCE, especialmente de Jesús Monzón. Ni la población se sublevaría ni las potencias occidentales apoyarían una acción dirigida por los comunistas. Los informadores del partido ya habían comunicado que la población no apoyaría un levantamiento.
La operación, que recibió el ampuloso nombre de Reconquista de España, fue diseñada para ser ejecutada por la AGE, aunque solamente unos cinco mil efectivos participarían en la operación, manteniéndose el resto en la reserva. El ataque consistió en llevar a cabo diversas escaramuzas por toda la frontera pirenaica, que tendrían como principal objetivo la distracción, mientras que la invasión principal se dirigiría contra Viella, la capital del valle de Arán. Este objetivo se seleccionó porque, una vez conquistado, era fácil de defender, sobre todo en invierno cuando quedaba aislado de España. La consolidación de un territorio español donde existiese la legalidad republicana podía cambiar muchas cosas.
Los primeros choques –en Navarra y Hendaya– acabaron en fracasos aunque también es verdad que fueron poco significativos. La acción principal comenzó el 19 de octubre con la invasión del Valle de Arán. Los hombres de la denominada 204 División de Guerrilleros, dirigida por el coronel Vicente López Tovar, entraron en el valle divididos en tres columnas. Esta primera acción les permitió ocupar algunos caseríos y la localidad de Bosost, pero se frenó el asalto a Viella, la capital del valle,  al advertir que en ella existía una fuerte concentración de tropas franquistas –Ejército y Guardia Civil–, dirigidas por el general José Moscardó, Capitán General de Cataluña en ese momento.
Mapa del valle de Arán. Fuente: https://esquiadoresescaladoresdeviella.wordpress.com
Los principales combates tuvieron lugar en Bosost y Bòrdes, en la parte occidental, y en Salardú en la oriental, todos ellos en los días 19 y 20. El mismo día 19 llegaron al puerto de la Boniagua las tropas franquistas de refuerzo, fuerzas de élite encabezadas por la Legión y los Regulares, con lo que truncaba la posibilidad de consolidar la conquista del territorio. Los enfrentamientos se saldaron con un balance de unos 120 muertos por parte de las tropas franquistas y de unos 300 fallecidos por parte de los guerrilleros.
Ante la imposibilidad de cumplir los objetivos propuestos y con el peligro de que las tropas franquistas cortasen la retirada a Francia, el día 21 Santiago Carrillo, como responsable político, y el general Luis Fernández ordenaron la retirada del contingente. Esta decisión fue prudente desde un punto de vista táctico, pero significó el fracaso y la defenestración política de Jesús Monzón, pasando el control del PCE en España y Francia a manos de Dolores Ibarruri.
El fracaso se explica porque no hubo ningún apoyo popular a la invasión; la sociología de la zona –pequeños propietarios agrícolas y ganaderos– no se correspondía con el perfil más adecuado para lograr posibles apoyos al comunismo. También se explica por la falta de interés de las potencias vencedoras en la IIª Guerra Mundial –Gran Bretaña especialmente–, poco o nada partidarias de abrir otro frente de combate y, además, dar protagonismo a los comunistas. Por su parte, Stalin no estaba interesado en enfrentarse a las potencias occidentales por un tema muy secundario en su estrategia de esos momentos.
La invasión sirvió, paradójicamente, para cohesionar al franquismo. El descontento comenzaba a extenderse en el ejército y en algunos sectores políticos –monárquicos, falangistas puros, etc.–, aupado por las victorias aliadas y la desaparición de los principales aliados internacionales del régimen. Así que la amenaza de invasión hizo olvidar las desavenencias internas para concentrarse en salvar a Franco y su régimen.
Bibliografía.
Documentos RNE (2013): “Los maquis: lucha y derrota de la guerrilla antifranquista”. http://www.rtve.es/alacarta/audios/documentos-rne/documentos-rne-maquis-kucha-derrota-guerrilla-antifranquista-29-06-13/1903179/
Grandes, A. (2010). Inés y la alegría (Kindle ed.). Barcelona: Tusquets.
La invasión del Valle de Arán (Sin fecha). En Wikipedia. Recuperado el de https://es.wikipedia.org/wiki/Invasi%C3%B3n_del_Valle_de_Ar%C3%A1n
Marquina, A. (1980). La invasión del valle de Arán por los “maquis” pudo estar manipulada por el espionaje alemán. Retrieved from https://elpais.com/diario/1980/05/24/internacional/327967205_850215.html
Sánchez Agustí, F. (2014). Setenta años de la invasion maquis del valle de Arán. Heraldo de Madrid. Retrieved from https://heraldodemadrid.net/2014/12/08/setenta-anos-de-la-invasion-maquis-del-valle-de-aran/
Van der Brule, Á. (2015). El último cartucho de libertad: la guerrilla que asoló el valle de Arán. Retrieved from http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-01-17/el-ultimo-cartucho-la-tormenta-guerrilla-que-asolo-el-valle-de-aran_622949/
Esta entrada ha sido publicada el 29 de agosto en mi blog: https://miradahistorica.com/



La revuelta catalana de 1934: l'Estat Catlà


Es bien conocida la frase de Marx, Carlos, que dice que la historia se repite siempre dos veces, primero como tragedia y, luego, como farsa. Y comienzan a aparecer visos de que esto mismo está ocurriendo con el problema creado por la convocatoria, por el gobierno catalán, de un referéndum de autodeterminación para el 1 de octubre. Bien es cierto que las causas concretas de ambos acontecimeintos son diferentes, así como el contexto histórico, especialmente el internacional. Pero llama la atención el hecho de que en los dos únicos períodos democráticos disfrutados por España en la etapa contemporánea haya aflorado la cuestión catalana –por llamarla de alguna manera–; y ello siempre a partir de un crecimiento de la tensión entre el gobierno central y el autonómico. Algo muy parecido ocurrió en 1934.
El programa político que las fuerzas de la oposición consensuaron en San Sebastián preveía atender las reivindicaciones nacionalistas catalanas. Pero, el mismo día en que proclamó la IIª República, el 14 de abril de 1931, Francesc Macià proclamó en Barcelona, por su cuenta, la República Catalana. Para reconducir la situación el gobierno central, aún provisional, envió a tres ministros con el fin de llegar a un acuerdo. A cambio de no romper la estructura del Estado y de retirar la proclamación, el gobierno se comprometía a restablecer la Generalitat de Cataluña, cuya presidencia ostentaría el mismo Macià, y a aprobar un estatuto de autonomía en las futuras Cortes Constituyentes.

Proclamación de la Iiª República en Barcelona.
Fuente: Wikipedia
La constitución de 1931 permitió el reconocimiento del derecho a la autonomía de las regiones. Cataluña fue la primera en comenzar el proceso a iniciativa de Esquerra Republicana, que desde las elecciones de 1931 había desplazado al nacionalismo moderado de la Liga Regionalista como partido hegemónico en Cataluña. Como consecuencia del acuerdo obtenido por Macià, se creó una Diputación Provisional de la Generalitat, formada por representantes de los municipios. Esta Diputación creó, a su vez, una comisión de seis miembros que redactó un anteproyecto de Estatuto de Autonomía, que luego, el 6 de agosto de 1931, fue refrendado por el 99 % de los votos, aunque las mujeres no pudieron votar. El 18 de agosto el proyecto entró en las Cortes.
El proyecto de Estatuto adoptaba una filosofía federal en la concepción territorial del Estado y proponía una serie de competencias que contradecían lo estipulado en la Constitución de 1931: creación de una ciudadanía catalana, el catalán como única lengua oficial, posibilidad de incorporar otros territorios, etc. Estas propuestas chocaban con lo que se decía en la constitución pues, aunque la constitución reconocía las autonomías, el texto se fundamentaba en una concepción unitaria del Estado.
Aunque el proyecto fue reformado para adecuarlo a la constitución –se conservaron las competencias exclusivas en derecho civil y régimen administrativo, en la red secundaria de transportes y en sanidad y servicios sociales; y compartidas en educación, orden público y hacienda–, suscitó bastante oposición en prácticamente todos los grupos parlamentarios. Para su aprobación fue fundamentales la actitud de Azaña, claramente favorable, y la situación política creada tras el intento del golpe de Estado del general Sanjurjo, en agosto de 1932. A partir de ese momento, se aceleró la discusión del mismo y el 9 de septiembre fue aprobado por la mayoría de las Cortes. Las elecciones convocadas en Cataluña poco después dieron la victoria otra vez a Esquerra Republicana. Al morir Macià en diciembre de 1933, fue sustituido en la presidencia de la Generalitat por Luis Companys, que formó un gobierno de concentración con partidos de izquierda. 
La victoria electoral de los republicanos radicales y de la CEDA –noviembre de 1933– y su llegada al gobierno en diciembre de 1933 explican la aparición de los primeros conflictos de competencias. El primero surgió con la aprobación en el parlamento catalán de la Ley de Contratos de Cultivo, que aseguraba un período mínimo de explotación de las tierras a los arrendatarios (rabassaires) del sector vitivinícola, así como la posibilidad de acceder a la propiedad de las mismas. La derecha catalana –la Lliga–, con el apoyo del gobierno central presentó un recurso de inconstitucionalidad que fue ganado ante el Tribunal de Garantías Constitucionales. Este hecho fue considerado por Esquerra Republicana como un ataque a la autonomía catalana.
La respuesta de la Generalitat dirigida por Companys hay que inscribirla en el marco de la revolución de octubre de 1934. Como es bien conocido, el sector más radical de la UGT, liderado por Largo Caballero, adoptó un programa claramente revolucionario que después fue adoptado por el PSOE, pero no por la CNT. La entrada de ministros de la CEDA en el gobierno fue el desencadenante por el que los socialistas iniciaron la insurrección, que se justificó como un medio para impedir que Gil Robles destruyera la república.
Para comprender correctamente estos acontecimientos hay que situar el marco histórico europeo. En la Europa de 1934 estaba consolidándose el avance del fascismo. A los casos de Alemania e Italia, había que añadir Austria, donde el canciller Dollfuss declaraba partido único a su Frente Patriótico y reformaba la constitución en un sentido corporativista. Ese ejemplo alarmaba a la izquierda española –al PSOE puesto que la CNT se desentendió–, que dio por amortizada la república burguesa y optó por la revolución socialista.

Tipología regímenes políticos en Europa en los años treinta.
Fuente: http://social-es-sinclases.blogspot.com.es/2013/04/los-totalitarismos-fascismo-y-nazismo.html
También hay que tener en cuenta lo extendida que estaba la idea –entre la izquierda y el centro-izquierda republicano– de que la República sólo podía ser gobernada por los partidos de estas ideologías. En la campaña electoral de las elecciones de 1933 los líderes socialistas se habían pronunciado a favor de una revolución socialista. Por ello el nuevo gobierno de centro-derecha vio cuestionada su legitimidad desde un principio, basándose en la supuesta intención de que quería destruir la república. Macià, entonces, presentó a Cataluña como el último baluarte de la República.
Como ya es sabido la insurrección revolucionaria impulsada por los socialistas fracasó a nivel nacional –aunque la huelga general fue importante en algunas capitales: Madrid, Sevilla, Valencia, Córdoba, Barcelona…– entre otras razones porque ni la policía ni el ejército quisieron implicarse. La intentona revolucionaria solamente tuvo reflejo en dos fenómenos muy diferentes: el levantamiento obrero en Asturias, y en menor medida en el País Vasco, y la revuelta nacionalista en Cataluña. Lo que unía a estas manifestaciones era su intento de impedir por la fuerza la derechización de la República.
En Barcelona, la huelga general del 5 de octubre no contó con el apoyo de la CNT. Al día siguiente Companys anunciaba la ruptura de relaciones con el gobierno central y la proclamación del “Estado Catalán dentro de la República Federal Española” como una medida contra el acceso de la CEDA al poder. No se trataba de una proclama independentista sino de la creación de un Estado catalán dentro de un Estado, republicano, español; una fórmula compleja. A mismo tiempo invitaba a los líderes de la revuelta a ir a Barcelona para formar un gobierno provisional.
La medida comportaba también una rebelión militar cuyos preparativos habían estado a cargo del conseller de Gobernación, Josep Dencás, curioso personaje cercano al ideario fascista y duro represor de los anarquistas en su etapa como conseller. El apoyo popular armado que este esperaba no se manifestó en las calles. Además, Companys fracasó en su intento de atraerse al general Domingo Batet, jefe militar de Cataluña, que no obedeció sus órdenes y ocupó la ciudad. El día 7 Batet dispuso una batería de artillería frente al edificio de la Generalitat y tras una pequeña resistencia y un breve cañoneo tanto de la Generalitat como del Ayuntamiento, el gobierno catalán se rindió. La fracasada rebelión costó la vida a cuarenta y seis personas, ocho soldados y treinta y seis civiles.

Tropas de Batet frente al Palau de la Generalitat.
Fuente: http://joseantoniobru.blogspot.com.es/2015/11/lestat-catala-lluis-companys-vs-domingo.html
El castigo a los responsables de la rebelión, impulsado por la CEDA y un sector del Partido Radical, se centró en los socialistas, en la figura de Azaña y en el Estatuto de Cataluña y sus representantes. Azaña fue detenido y permaneció unos meses en prisión por el simple hecho de que la rebelión coincidió con su presencia en Barcelona; mientras tanto se intentó liquidar el Estatuto, así el 14 de diciembre se suspendía indefinidamente la autonomía y se procesaba a los dirigentes del gobierno autonómico. Companys y sus consellers fueron condenados a treinta años de cárcel por rebelión militar. Los militares que estaban a cargo de los mossos d’esquadra y del somatén fueron condenados a muerte, aunque luego se conmutaron sus penas.

LLuis Companys, con otros miembros de su gobierno, en prisión. Fuente: http://www.lasprovincias.es/sociedad/201703/02/modelo-barcelona-echa-cerrojo-20170302115723.html
La rebelión fracasó y la autonomía estuvo suspendida hasta 1936, cuando el gobierno del Frente Popular la restauró.
Bibliografía.
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