En el contexto de la oposición al franquismo, el llamado contubernio de Munich, en realidad un congreso europeista celebrado en esa ciudad alemana durante 1962, representó un hito importante. Por primera vez se reunian la oposición interior y la exterior, así como representantes de todas las tendencias ideológicas, aunque los comunistas asistieron como observadores.
La reunión significó un duro golpe para el régimen franquista. Y ello se debió tanto a la imagen de unidad que proporcionaron los grupos opositores en sus demandas de democracia y libertad, como al apoyo que los gobiernos democráticos europeos prestaron al congreso.
El diario EL PAÍS publica hoy un buen artículo de Miguel A. Villena sobre este tema. Puedes leerlo a continuación.
El Contubernio de Munich
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